Una travesía por los últimos tres siglos de historia de la emigración gallega.
La vida errante de los afiladores contada por sus propios protagonistas. Gentes bravas, duras y curtidas de trabajar en una de las zonas más pobres de Europa a los que las montañas galaicas escupían al mundo en viaje a ninguna parte y con la única compañía del girar de una rueda.
2013
Premios Mestre Mateo, España
Nominado Mejor Documental2013
Canadiam Labour international Film Festival, Canada
Selección Oficial2013
Non-Doc, España
Selección Oficial2013
Salón Internacional de la Luz, Colombia
Selección Oficial2013
Ethnocineca- Ethnographic and Documnetary Filmfest Vienna, Autria
Selección Oficial2012
Encuentro Hispanoamericáno de Cine y Video Documental Independiente, México
Selección Oficial2012
Festival Mundial de Cine de Veracruz , México
Selección Oficial2012
Festival de Cinema Latino Americano de Trieste , Italia
Selección Oficial2012
Semana de Cine Lugo , España
Sección Oficial2012
Medimed , España
Sección Oficial"Queicoa”, significa en Barallete, la lengua de los afiladores; Dios, héroe, luchador, ser grande, mítico. Desde hace más de tres siglos hasta nuestros días, a los viejos afiladores de mucha fama, muchos caminos y miles de quilómetros a sus espaldas, les llaman “Queicoas”
Eran hombres bravos, duros, curtidos de trabajar en los campos de una de las zonas más pobres de Europa. Por eso las montañas galaicas los escupían al mundo en viaje a ninguna parte y con la única compañía del girar de una rueda.
Si caminaban, soñaban.
Si afilaban, vivían.
Si paraban, perecían.
Esta es su historia y estos son sus rostros...
"Queicoa”, significa en Barallete, la lengua de los afiladores; Dios, héroe, luchador, ser grande, mítico. Desde hace más de tres siglos hasta nuestros días, a los viejos afiladores de mucha fama, muchos caminos y miles de quilómetros a sus espaldas, les llaman “Queicoas”
Eran hombres bravos, duros, curtidos de trabajar en los campos de una de las zonas más pobres de Europa. Por eso las montañas galaicas los escupían al mundo en viaje a ninguna parte y con la única compañía del girar de una rueda.
Si caminaban, soñaban.
Si afilaban, vivían.
Si paraban, perecían.
Esta es su historia y estos son sus rostros...